Una mirada más profunda a los judíos portugueses del México de la edad moderna temprana
- José Ovadiah Navarro
- 25 may 2016
- 22 Min. de lectura
Recientemente en febrero de este año tuve el gusto de visitar la exhibición sobre “La Inquisición” que está presentándose en el actual museo de medicina, edificio colonial ubicado en el centro histórico de la Ciudad de México y que albergó durante siglos al antiguo “Palacio del Santo Oficio y Tribunal de la Santa Inquisición”. Dentro de esta exhibición hay varias cosas que me llamaron la atención por el tono y forma que le dieron, en primer lugar aunque el tema siempre resultará escabroso y por qué no decirlo impresionantemente trágico e incluso tétrico, debo decir que el montaje de esta exhibición tomó un carácter diferente que en lo personal yo nunca había visto cuando se toca el tema tan sombrío como lo es la Inquisición en México o en cualquier parte del mundo.
Cuando digo que tomó un carácter diferente me refiero en principio que la exhibición mostró un perfil muy cultural con fuerte sentido y contenido histórico, un tono muy distinto a otro tipo de exposiciones sobre el mismo tema que incluso se encuentran en otros recintos de la Ciudad de México, como puede ser el caso del “Museo de la Tortura” quien nos muestra máquinas de tortura utilizadas muchas de ellas por la misma Inquisición u otro tipo de exposiciones sobre el tema que reflejan un carácter más de juego de terror, casa de los espantos o museo de cera estilo Ripley en donde el objetivo principal no es el de educar a los visitantes, más bien el de satisfacer meramente el morbo y entretenimiento. Lamentablemente ese enfoque obstaculiza la educación histórica de lo que en realidad constituyó en nuestra sociedad desde la época colonial hasta la edad moderna temprana una de las instituciones que mayor influencia ejerció como aparato político, religioso e incluso como interventor económico utilizado por un estado intolerante, esquizofrénico y autoritario que dominó gran parte del planeta durante siglos con particular énfasis en territorio mexicano.
Volviendo a la exhibición, precisamente algo que me gustó mucho fue el montaje didáctico y educativo e insisto con fuerte contenido histórico. Aunque se trata de una exhibición muy pequeña, plantea una reseña de manera atinada sobre el desenvolvimiento e influencia de la Inquisición en el México de la colonia hasta el México de la edad moderna temprana. Otro punto que me llamó la atención es la información referente a las distintos grupos en México que se convirtieron en las principales víctimas de tan autoritario aparato ejecutor como lo fue el Santo oficio, destacando la información del grupo más conocido por ser perseguido por esta institución: los judíos sefarditas de origen ibérico, los desterrados de España y Portugal.

Cuando uno se da cuenta que dentro de los participantes para el montaje de la exhibición se encuentra la destacada historiadora judeo mexicana “la Dra. Alicia Gojman de Backal” se puede entender por qué la exposición tiene un tono más histórico y objetivo precisamente cuando se toca el tema de los judíos en México que también fueron perseguidos y enjuiciados por la Inquisición. Por otro lado, el tema que más me llamó la atención sobre todo lo demás y que incluso me sorprendió, es que dentro de este marco informativo por primera vez pude ver dentro de una exhibición tan importante de este tipo en México, aunque fuera de manera relativamente breve, que se dedicó un buen espacio para hablar de la llegada de los judíos portugueses a México y su desenvolvimiento durante varios siglos conformando en esa época una de las comunidades judías más importantes y protagónicas de México y el continente americano.
Sin duda la Dra. Gojman, como experta del tema tuvo mucho que ver dentro de la exhibición para externar varios de los aspectos históricos de la comunidad judía portuguesa establecida en México desde el siglo XVI hasta el XVIII. Sin embargo debo decir que para lo vasta y amplia que es la información histórica sobre esta pujante e influyente comunidad portuguesa, no es suficiente su descripción en unos cuantos lienzos dentro del museo en conjunto con históricos óleos de la época relacionados al tema, aunque creo que es un gran inicio nunca visto en un recinto y evento público de este tipo, yo me pregunto: ¿acaso será la primera vez que muchos o mejor dicho la gran mayoría de los visitantes al museo se enteraron que en México vivieron ciudadanos portugueses? Y que además eran portugueses de origen judío sefardita que jugaron un rol importantísimo dentro de la economía y sociedad mexicana, ¿Quién lo hubiera imaginado? ¿Judíos portugueses en México? ¿Comunidades judeo portuguesas establecidas en territorio mexicano en pleno siglo XVII? Suena interesante.

Es una realidad que la historia de los judíos o criptojudíos portugueses de origen sefardita que llegaron a México y el legado que dejaron a través de su descendencia (escasa pero que todavía existe a través de algunas familias) es por demás un tema desconocido para la gran mayoría de la sociedad mexicana, un tema que jamás se toca y dudo que se haga en el futuro a ningún nivel educativo en nuestro país exceptuando niveles y recintos demasiado especializados. Incluso en la comunidad judía actual mexicana puedo asegurar que para la mayoría el tema de los portugueses es un tema por demás ajeno e ignorado en su totalidad. En mi experiencia, cuando se toca el tema de los primeros judíos que llegaron a México se percibe de dos maneras distintas: la primera y más común identifica que los primeros judíos que llegaron al país fueron aquellas comunidades sirias de principios del siglo XX para complementarse posteriormente con nuevos arribos de judíos del imperio otomano y otros más procedentes de la Europa de la segunda guerra mundial.
Evidentemente esta percepción solo ubica el origen de las comunidades judías mexicanas contemporáneas y nos sitúa en un momento sumamente moderno demasiado reciente. La segunda percepción (ubicada dentro de muy pocos conocedores) identifica que los primeros judíos que llegaron a México fueron los sefarditas que acompañaron a Hernán Cortez en la conquista de México por un lado, y por el otro se refieren al trágico caso del criptojudío de origen lusitano Don Luis de Carvajal tras la aventura de la conquista del noreste de México. En mi opinión esta segunda percepción transforma la llegada de los primeros judíos de origen ibérico a nuestro territorio más como una leyenda, la ubica en tiempos demasiado lejanos (época de la Conquista) la disminuye en cantidad al limitarse en unos cuantos personajes o a una familia y por ende la extingue en el tiempo y en la memoria del colectivo convirtiéndola casi en un mito. Lo que es más, para aquellos que confunden las definiciones de judíos conversos (al catolicismo) con la de criptojudíos (en su mayoría de origen portugués que mantuvieron su fe judía en secreto) interpretan (de manera por demás equivocada) bajo la premisa de “conversos” el hecho de que nunca llegaron judíos a México ni en la colonia ni en la edad moderna temprana al dar por sentado que por tratarse de conversos al catolicismo ya no eran judíos, ignorando el caso de los critpojudíos, estos últimos que nunca abrazaron otra fe distinta a la hebrea, caracterizándose por casarse solo entre ellos (endogamia) para preservar el linaje, estos personajes que se les denominó “cristianos nuevos” por decreto más no por qué ellos hayan aceptado voluntariamente la fe católica.
Referente a ambas percepciones tengo una experiencia muy reciente que compartir, hace unas semanas me encontraba en un evento comunitario importante en donde se nos presentó un video documental sobre la historia de la comunidad judía mexicana; cuál fue mi grata sorpresa cuando el video da inicio presentando el año mil quinientos y pico, diciendo que los primeros judíos que llegaron a México eran justo unos cuantos judíos españoles que viajaron a estas tierras con Hernán Cortez, hasta ahí todo iba aparentemente bien cuando de repente el documental da un enorme salto hasta 1920 con la llegada de los judíos de Alepo y Damasco en México. Debo decir que me asombró (aunque en realidad era obvio que sucediera) como dicho documental solo le dedicó escasos 7 segundos a los primeros judíos que llegaron a México, y bueno que decir sobre la manera de omitir la llegada, establecimiento y desarrollo de los judíos portugueses en nuestro territorio hasta tiempos bastante cercanos en términos históricos hablando ya de la edad moderna.
Inconcebible pero cierto, se dice que la historia la crea quién la escribe, de un plumazo desaparecieron la existencia, que como veremos más adelante, representó la dinámica y emprendedora comunidad de judíos portugueses en México durante siglos, convirtiéndose quizás, en una de las comunidades del México de la era moderna temprana más influyente y que más aportaciones hizo tanto en el tema económico como dentro del marco cultural a la sociedad mexicana de manera similar como también lo hicieron otras comunidades de judíos sefarditas de origen portugués en otras sociedades americanas y europeas dentro de las cuales habitaron. Una comunidad de la que se han escrito cientos de libros y miles de ensayos por los más prominentes historiadores de la era moderna temprana europea, académicos judíos y no judíos fascinados por el gran fenómeno que representó la llamada: “Nación Portuguesa”, como la llamaría el gran historiador Jonathan Israel: “varias comunidades transnacionales dentro de una gran comunidad global” Esta misma “Nación” es la que también llegó y protagonizó en México a través de sus judíos secretos en algunos años, abiertamente practicantes de judaísmo cuando la tolerancia religiosa lo permitía, se trata de los mismos judíos portugueses, la misma etnia, el mismo clan, grupos interrelacionados por familias completas conectadas desde México, Holanda, Italia, Brasil, Francia o el Caribe, las mismas familias portuguesas que durante la época de oro de “La Nación” en la Europa occidental fundaron y heredaron hasta nuestros días las grandes comunidades judías portuguesas de Ámsterdam, Londres, New York, y el Caribe. La misma red de familias sefarditas portuguesas que desarrollaron el mercantilismo y comercio internacional de Europa y el continente americano incluyendo las redes comerciales internas y externas del México del siglo XVII y XVIII.
Por lo anterior, siento que la exhibición que se presentó en el museo de lo que fue la Inquisición en México de alguna manera, por breve que sea, recordó y honró la memoria de la comunidad judía portuguesa de México, sin embargo creo que no es suficiente, por ello deseo escribir este artículo para seguir educando e informando sobre este tema que me apasiona del cual ya he escrito con anterioridad, he investigado por años muy motivado ya que se trata del origen de mis ancestros familiares. Dentro del sitio cultural eSefarad publiqué con anterioridad dos artículos llamados “Los Cripto-Judíos Portugueses en el México Colonial de los Siglos XVI al XVIII” y “Los Judíos de Castilla en Portugal, el rastro de una huella marcado por el apellido” recomiendo al lector que los lea para complementar esta lectura, sin embargo tratando de no ser redundante describiré algunos aspectos importantes de recordar sobre la comunidad de judíos o criptojudíos portugueses de México.
Empezando por lo que se expone en el mismo museo de la Inquisición dentro de los lienzos de la exhibición me permito a citar algunos párrafos importantes: “Hacia 1580 las coronas de España y Portugal se unieron por lo que los portugueses tuvieron libre paso hacia las Indias occidentales. Los judíos de origen portugués que migraron a este lado del Atlántico traían consigo la esperanza de poder ejercitar la religión de sus ancestros (judaísmo) sin tanto temor a represalias”. Vale la pena enfatizar que existe una diferencia importante (en cuanto a la conservación de la religión) entre los judíos sefarditas expulsados de Portugal (1497) con los sefarditas expulsados de España (1492), dicha diferencia reside en que los judíos de Portugal fueron convertidos al cristianismo “por decreto” del Rey Manuel I de Portugal, es decir nunca se les dio la opción de elegir así como tampoco se les dio la opción en principio de salir de Portugal (literalmente fueron emboscados), adicional a ello la Inquisición en Portugal se instauró alrededor de 40 años después de las conversiones forzosas de 1497. Lo anterior es de vital relevancia de entender dado que los hechos en Portugal originaron que la gran mayoría de los judíos portugueses que habían sido expulsados de España buscaban mantener su religión a ultranza, los convirtieron por decreto y aun así siguieron viviendo como judíos secretos por muchas generaciones.
Jonathan Israel sugiere tres razones de gran relevancia que ocasionaron que el critpojudaismo haya desarrollado tan fuertes raíces en Portugal a diferencia de España, en primer lugar en Portugal, a diferencia de España no operó la Inquisición hasta 1540, incluso entonces su fuerza ejecutoria no era tan efectiva hasta 1580; lo cual significa que en realidad no existía un peligro tan grave en relación al cultivar un judaísmo en privado cuando menos durante la primera mitad del siglo XVI. En segundo lugar, los conversos portugueses consistían en su gran mayoría de aquellos que habían abandonado España para evitar el bautismo en 1492, lo que significa que se trataba de un grupo mucho más leal a su pasado y religión que incluso aquellos que habían decidido quedarse en España tras la conversión. En tercer lugar, como el mismo filosofo sefardita descendiente de criptojudíos Baruj Spinoza explicó: en Portugal se consolidó mucho más el critpojudaismo en a diferencia de España por qué los cristianos nuevos lusitanos fueron excluidos de todo honor y oficinas, lo anterior ocasionó la construcción de un sistema rígido basado en una casta que generaría sentimientos y resentimientos de una identidad colectiva aislada.
En este contexto es como los criptojudíos portugueses más adelante llegan a formar importantes comunidades del norte de Europa Occidental (Ámsterdam, Italia, Londres y Hamburgo) así como el posterior desplazamiento de los judíos portugueses a México caracterizándose por ser auténticos criptojudíos capaces de vivir una doble identidad de manera similar a como lo hacían en Europa para sobrevivir, viviendo como judíos secretos en México pero con acceso a viajar o contactarse con comunidades portuguesas que ejercían su religión abiertamente en otras regiones (Holanda, Italia, Grecia, etc.) lo que les permitía de alguna manera seguir nutriendo, aunque con mucha dificultad, a sus comunidades de judaísmo y aferrándose a la fe de sus ancestros.
Continuando con el lienzo del museo se puede leer: “Una vez asentados aquí (en México) crearon una cercana comunidad con fuertes lazos familiares y comerciales de mucho éxito. Estas familias se vieron favorecidas por el decreto papal del 3 de agosto de 1604 en donde se aseguraba el perdón de todos los judíos conversos quienes en un plazo de dos años acudieran a confesar sus prácticas religiosas. Se sabe que al menos 16 familias se pudieron beneficiar de esta medida”. Un hecho interesante fue que hacia 1622 se denunció la existencia de una sinagoga en la Ciudad de México, en la calle de Santo Domingo. La cercanía de dicha sinagoga con el tribunal inquisitorial, revela que hasta cierto punto existía un acuerdo social en que ambas partes sabían de su existencia pero que al no afectar intereses de particulares se toleraban sus prácticas.”
Como señala el prominente historiador mexicano que identifica muy bien el establecimiento de una abundante y prospera comunidad de judíos de origen portugués durante mucho tiempo en México, el Dr. Miguel León Portilla quien indica que dentro del gran mosaico multicultural y pluri-lingüístico que ha conformado a México desde fechas tempranas del siglo XVI en adelante, tuvieron considerable presencia los portugueses. Aclara Portilla que dicha presencia no se limita al lapso en que España y Portugal estuvieron unidos, sino desde antes y después numerosos portugueses pasaron a tierras mexicanas. Algunos se sumaron en varios momentos a las huestes hispanas de los conquistadores. Otros de diversas profesiones y variados intereses, se asentaron más tarde en los principales centro poblacionales. Destaca Portilla que dentro de estos portugueses abundaban los de origen judío converso, siendo en realidad criptojudíos porque muchos de ellos, hombres y mujeres continuaron manteniendo ocultamente la Ley de Moisés. De manera similar a otros grandes historiadores del tema como Seymour B. Liebman y el Dr. Ricardo Escobar, Portilla también menciona como una fuente importante para conocer los hechos al Archivo General de la Nación (AGN) de la Ciudad de México, en donde se incluyen numerosos procesos detallados en los que muchos portugueses en su gran mayoría criptojudíos se vieron envueltos. Portilla ubica una enorme lista de judíos portugueses procesados por la Inquisición en México, además de los más famosos como la familia Carvajal menciona un listado de más de 20 familias de procesados, los más destacados, en tan solo algunos años.
Es sabido que durante los años que se mantuvieron unidas las coronas de Portugal y España de 1580 a 1640 se detonaron seis décadas de incesante migración de judíos portugueses a México estableciendo asentamientos y comunidades no solo en la Ciudad de México sino a través de prácticamente todo el territorio mexicano. Como señala el historiador británico Jonathan Israel, en estos años los criptojudíos portugueses quienes ya habían florecido en el comercio a través de la construcción de amplias redes de contactos comerciales por Europa y las colonias españolas y portuguesas, es en el siglo XVII cuando los criptojudíos portugueses fortalecen una “floreciente e importante” red de comercio entre la Ciudad de México, Veracruz, Guadalajara, Michoacán, Puebla y Zacatecas comerciando bienes y mercancías provenientes de lugares tan lejanos como Sevilla, América Central, Cuba, Brasil, Perú, Buenos Aires, Las Islas Canarias y Las Filipinas. Esta red de comercio manejaba productos tan variados como lino, seda, lana, especias y cacao. El éxito comercial de los criptojudíos portugueses se atribuye en principio a las persecuciones religiosas y políticas derivadas en la península Ibérica en contra de ellos.
Jonathan Israel demuestra a través de sus archivos y vastas fuentes que los sefarditas eran capaces de trabajar entre ellos a través de diversas fronteras políticas, religiosas y culturales, permitiéndoles a menudo alcanzar el éxito precisamente porque estas fronteras creaban la necesidad de ocupar sus actividades tan variadas, una fortaleza importante que los beneficiaba en sus actividades mercantiles transcontinentales era justamente el dominio que tenían de los idiomas español y portugués para las américas sumado a los idiomas europeos y orientales que también conocían por sus comunidades de origen. Adicionalmente los lazos de confianza construidos en su enorme telaraña transnacional de contactos les permitían utilizar el crédito para de esa forma garantizar sus operaciones comerciales, confianza que solo se podía generarse entre familiares y miembros del mismo clan, misma raza, creencias e intereses en común propios de los mismos judíos sefarditas de origen español y portugués.
Otra gran estudiosa del tema sobre los judíos portugueses que llegaron a México con particular énfasis del siglo XVII, es la destacada Historiadora judeo mexicana la Dra. Eva Alexandra Uchmany quien señala que desde los años de 1560 se empezaron a formar minúsculas colonias de cristianos nuevos en todo el territorio español de las américas, reforzadas por una notoria inmigración en las últimas dos décadas del siglo. Uchmany aclara que la gran mayoría de los cristianos nuevos eran critpojudíos originarios de Portugal, adicionalmente comenta que además de las familias de criptojudíos que vivían en México en el siglo XVI, es durante la segunda década del siglo XVII cuando comenzó a llegar a México la segunda generación de critpojudíos portugueses formando pequeñas comunidades, dedicándose a una praxis cotidiana de su religión, impregnada por una clara cultura popular de origen judío limitándose a cuidar la fe de los suyos, lo cual para la época les significaba algo muy peligroso.
Datos adicionales muy interesantes sobre la creciente comunidad judeo portuguesa en el México del siglo XVII son los que menciona Jonathan Israel según información extraída de la audiencia de México derivado del número de portugueses que regularizaron su situación (por multas y registros) en Nueva Galicia (Jalisco y Michoacán) Nueva Vizcaya, Nuevo León, Chiapas y Yucatán; en base a lo anterior Israel manifiesta que cuando menos en la denominada Audiencia de México (que incluye las provincias de México, Puebla, Oaxaca y Michoacán) en 1641 los judíos portugueses que habitaban en la región de la Audiencia representaban aproximadamente el 17% del total dentro de todo el territorio, por lo que es altamente concebible que existieran alrededor de 2,400 adultos varones con un total de población lusitana de 8,000 personas en las cuatro provincias antes mencionadas en el interior de México y alrededor de 11,000 a 12,000 portugueses en todo el territorio mexicano.
Más interesante todavía, señala Israel, es que después de escudriñar las listas de 1619 y 1625 más la información registrada por la Inquisición referente a los portugueses judaizantes, es que los judíos conversos portugueses no muestran una clara preferencia por los pueblos mineros (plata) ni por la actividad minera mostrando una importante preferencia por ubicarse en centro comerciales en el territorio mexicano. Contrario a lo que se pueda pensar, derivado de que la mayoría de las investigaciones relacionadas a los critpojudíos portugueses de México se han centrado en las familias más acaudaladas del momento (Simón Baez Sevilla, Tomas Treviño de Sobremonte por mencionar algunos), Israel menciona que los cristianos nuevos portugueses se dedicaban a diversas actividades o profesiones tales como pequeños comerciantes, soldados, exploradores, artesanos, de hecho los cristianos nuevos que llegaron al territorio en el XVII, contrario a lo que creía Palafox, eran predominantemente de un perfil más rural que urbano. Por otro lado, a diferencia de Leibman quien asevera que la mayoría de los critpojudíos portugueses provenían de Guarda, o Escobar que menciona que provenían de Castelobranco, para Jonathan Israel La mayoría eran originarios de Lisboa, Sevilla (de padres portugueses) y Castelobranco, sin embargo existen muchos registros de la Inquisición mexicana de 1620 a 1650 que evidencian que muchos judaizantes de origen portugués habían vivido en el sur de Francia e Italia (Livorno, Ferrara y Pisa).
Los registros de 1619 proporcionan una idea sobre la distribución de la comunidad portuguesa dando al mismo tiempo una ligera muestra de sus ocupaciones más comunes. Muchos de los pobladores lusitanos, como ya se ha mencionado eran granjeros, rancheros y soldados, un considerable grupo eran residentes de pequeños pueblos teniendo como actividad principal el transporte y comercio de mercancías a través de grandes “recuas de mulas”. Quizás lo más destacado era que el gran número de ellos que se dedicaban a labores artesanales (altamente calificados), tanto en ciudades grandes como en pequeños pueblos, actividades como: pintores, zapateros, carpinteros y trabajadores de la piel.
Volviendo nuevamente uno de los lienzos de la exhibición sobre la Inquisición continuamos con la llamada “La Complicidad Grande” hecho histórico que significó una terrible persecución de parte de la Inquisición mexicana a la importante comunidad de critpojudíos portugueses que habitaban el territorio mexicano, con particular énfasis en la comunidad que habitaba en la Ciudad de México. “Este periodo abarco de 1640 a 1650 como mencionamos significó la persecución de manera sistemática, metódica e ininterrumpida a los habitantes judíos principalmente de origen portugués asentados en territorio mexicano. La Complicidad Grande fue una respuesta por parte de la Corona Española ante las guerras libradas contra Portugal y Los Países Bajos. En 1640 el Duque de Braganza se levantó en armas contra España y se coronó Rey de Portugal.” Lo anterior generó una enorme desconfianza contra la comunidad judía portuguesa de México quienes se pensaba le serían más fieles a Portugal que a España derivado de sus fuertes lazos con Portugal e incluso con Holanda, reino enemigo también de España en esa época.
“Bajo el gobierno de Palafox se emprendió la persecución contra las familias judías portuguesas” Como evidencia de la aversión de Palafox contra los judíos lusitanos, Jonathan Israel cita en una de sus obras la publicación denominada Documentos Inéditos o muy raros para la historia de México documento en donde se hace público el consejo de Palafox al Virrey Salvatierra:
“Tener atención con los portugueses de estas provincias, no dándoles puestos militares, ni jurisdicción, ni consintiéndoles armas de fuego; pues no solo han dado cuidado desde el levantamiento de Portugal y traiciones de aquella corona, sino que aun antes tenían prevenido las cédulas reales un punto tan importante y que no conviene descuidar. Y así es sumamente necesario para el comercio y para la seguridad, tener las costas de entrambos mares limpias de este género de gente y apartarlos de las minas; por qué son tan sutiles en adelantar el caudal, como en sustentar sus correspondencias con Holanda y Lisboa, que es el centro único a donde tiran sus líneas, “aborreciendo a nuestra fe la mayor parte de ellos, como hebreos, y a nosotros, como portugueses”
"Ante la pasividad del Virrey frente a la comunidad portuguesa Palafox, Obispo de Puebla, conspira para destituir al Virrey y nombrar a Palafox sucesor temporal. Bajo el gobierno de Palafox se emprendió la persecución de las familias judías portuguesas. El 11 de Abril de 1649 se efectuó el más vistoso auto de fe donde fueron reservados los casos más graves, 109 judaizantes. Este acontecimiento congregó a más de 30,000 personas que vieron relajar 14 reos. En esos años, según Gojman, se juzgó a 380 judaizantes de los cuales 37 fueron llevados a la hoguera, 100 fueron relajados en estatua y un enorme número indeterminado murió por causas diversas en las cárceles de la Perpetua, mientras sus procesos estaban en curso”
Distintas fuentes históricas señalan que en esos días la Inquisición de la Ciudad de México se vio obligada a utilizar las casas ubicadas en la acera de enfrente de la sede para poder albergar un enorme número de reos que ya no cabían en las celdas del edificio Inquisitorial. La triste realidad es que se suscitaron terribles autos de fe contra los critpojudíos portugueses en México, centenares fueron brutalmente asesinados, quemados en hogueras y sus bienes confiscados, cientos de familias se desintegraron y miles de ellos murieron en prisión viviendo en condiciones por demás insalubres e inhumanas. Muchos de los criptojudíos portugueses fueron obligados a abandonar el territorio mexicano, según Uchmany para el siglo XVIII México estaba “casi” limpio de judíos, en su opinión los que no habían podido abandonar el territorio ya se habían asimilado, por otro lado Gojman e Israel sugieren que de los hijos de los que no salieron de México, familias descendientes de critpojudíos portugueses aunque quizás muy pocas, se internaron en el extenso territorio mexicano buscando lugares más seguros, algunas en las zonas montañosas.
Si bien el tribunal del Santo Oficio persiguió brutalmente a la comunidad judía lusitana en territorio mexicano al grado de llevarla a la casi total extinción como muchos suponen, una realidad es que los distintos historiadores como los citados en este artículo sugieren que pudieron si acaso quedar algunas reminiscencias de tan importante y pujante comunidad como lo fueron los judíos portugueses en el México de la edad moderna temprana. No es difícil pensar que al internarse a territorios más alejados del tribunal inquisitorial de la Ciudad de México, sumado a su destreza para esconderse, tenacidad y capacidad de adaptación algunos individuos o familias completas hayan podido sobrevivir de tan terrible pogromo dado en suelo mexicano. Adicionalmente si consideramos que se trataba de una comunidad que aunque minoritaria, estaba conformada por un numero de pobladores significativo y disperso por el territorio, amén de su capacidad y solidaridad para organizarse, resulta difícil creer que descendientes de la grandiosa comunidad judía lusitana del México del siglo XVII simplemente se hayan esfumado por completo ya sea por las muertes ocasionadas por la Inquisición, el exilio forzado de tierras mexicanas o la completa asimilación de los sobrevivientes a la religión y sociedad católica de la época. Se ha mencionado que después de la persecución de los criptojudíos portugueses durante el hecho histórico ya citado como La Complicidad Grande que detonó la terrible cacería y destrucción de la comunidad, los pocos sobrevivientes huyeron a territorios del norte, lo que hoy vendría siendo el suroeste de Estados Unidos, como Nuevo México o Texas. Por otro lado se habla de que algunos huyeron internándose al interior del territorio para refugiarse en zonas montañosas.
Pues bien, para efectos de este artículo voy a mencionar uno de los casos más claros y documentados de lo que puede ser una clara evidencia de lo que sucedió con un grupo de familias criptojudías lusitanas sobrevivientes de la persecución, justamente este grupo es de los que durante su huida de la Ciudad de México se internó a la zona montañosa del occidente de México formando un “núcleo” muy singular quizás único para su estudio en el que se da testimonio de que no todos los descendientes de la vibrante comunidad judía portuguesa mexicana del siglo XVII desaparecieron en su totalidad. Existe gran cantidad de bibliografía que menciona el origen de la comunidad a la que haré referencia desde importantes historiadores nacionales como historiadores locales así como cronistas e investigadores de la región. Por ejemplo en el Libro de Influencia del Manierismo en la Arquitectura Virreinal Religiosa de México, editado por la UNAM se menciona después de la descripción relacionada a la persecución de los judíos portugueses en 1647: “El único lugar donde los judíos podían trabajar y vivir más o menos sin ser molestados, parece haber sido la frontera de Jalisco y Michoacán, en el pueblo de Cotija hecho del que aún hoy en día se pueden hallar evidencias
El caso de los habitantes de origen sefardita de la villa michoacana de Cotija resulta muy interesante derivado de la claridad y conciencia al respecto por muchos de sus pobladores, al grado de que el caso de Cotija es aparentemente el único documentado de tal forma que el mismo gobierno municipal lo menciona en su sitio web oficial de la siguiente forma:
“A pesar de ser (Cotija) una población eminentemente católica por muchos años, la tradición oral de los pobladores señala que fue fundada por una gran cantidad de “sefarditas o judíos conversos”. Esta misma tradición la comparte la ciudad de Zamora, Michoacán, y esta relatada en varios libros del sacerdote católico P. Alfonso Verduzco Pardo”.
Cotija es una hermosa villa colonial situada en el Estado de Michoacán en colindancia con el Estado de Jalisco, pequeña ciudad rodeada de hermosas montañas y lagos, parecería el lugar propicio para servir de refugio y escondite a los judíos portugueses que huyeron de la persecución de la ciudad de México. Herencias en tradiciones de claro origen judío sefardita se conservan hasta tiempos recientes dentro de los pobladores o descendientes de Cotija. Algunos ejemplos pueden ser la endogamia, ya que los cotijenses se han caracterizado por solo fomentar matrimonios entre parientes cercanos o miembros del clan, derivado de ello es la apariencia europea o mediterránea que distingue a muchas de las familias cotijenses que observan ojos claros y tez blanca lo anterior procedente de esta costumbre añeja por generaciones de rehusarse a mezclarse con pobladores nativos de la localidad. Por otro lado, cronistas oriundos de la zona hablan de 25 familias de origen judío sefardita que llegaron a la Villa, existen versiones de historiadores que ubican la llegada de los judíos sefarditas a la región entre el siglo XVII y XVIII, dichas familias ostentas típicos apellidos españoles-portugueses comunes dentro de comunidades judías portuguesas de otras regiones del planeta como podría ser Ámsterdam, Barbados y Londres; algunas de estas familias son de apellido: Silva, Morfín, De la Parra, Navarro, Farías, Degollado, Maciel, Chavez, Espinoza, Mendoza, Valencia y Barajas.


El reconocido historiador mexicano oriundo de la región, el Dr. Luis Gonzalez señala: que a principios del siglo XVIII llegaron los judíos a la región, como venían huyendo se escondían en lugares poco visibles. Este pueblo está conformado por gente de origen judío: Se usan nombres propios bíblicos. “Cuando yo era niño, todos eran Isaac, Jacob, Abraham; era una costumbre evitar comer carne y lácteos por temor a la sierpes; no se trabajaba el sábado por ser día de la Virgen.”. González agrega, durante la guerra se comentaba mucho sobre lo que sucedía en Europa, la gente tendía a ser partidaria de los aliados por que defendían a los judíos. En Cotija hay muchos Chávez, todavía más los apellidos de ciudad que no ostentan el “de” antes, son judíos.
Adicionalmente el cronista e historiador José Guizar Oseguera, quien fuera Coronel en la Guerra cristera nacido en la ciudad de Cotija comenta en su obra Personajes de la Política Mexicana vistos por un Cristero: “Es indudable que muchos cotijenses tienen características judías y hasta cierto parecido físico, comerciantes, hábiles financieros, inteligentes y ahorrativos. Generalmente se casan con personas de su mismo pueblo parientes entre sí. En esos tiempos los judíos eran muy perseguidos, por lo que no podían existir papeles que los identificaran, sin embargo la tradición oral no solo de Cotija sino de los demás pueblos colindantes afirma que los hubo (judíos), los historiadores Luis González y Seymour B. Liebman opinan lo mismo al respecto”.
Por otro lado Thomas Calvo y Gustavo López mencionan en su libro Movimientos de población en el Occidente de México, editado por CEMCA: “existen claras evidencias de judíos sefarditas entre las primeras familias que conforman Cotija: Valencia, Pulido, Méndez y nombres como José, Jacobo, Isaac, Esther y Martha, suenan a judíos conversos en búsqueda de refugio. Calvo alude que dada la situación geográfica de Cotija, alejado de la capital mexicana y ubicada dentro de un rincón remoto de la sierra, entre dilatados y espesos bosques y un lago de más de siete leguas al oriente; la región de Cotija brindaba un lugar de refugio o escondite a los criptojudíos que huían de la Inquisición”.
Citas bibliográficas que mencionan la llegada de los judíos sefarditas a la villa de Cotija hay muchas más, pero por razones de espacio no las citaremos aquí. Finalmente cabe mencionar que no es coincidencia que dentro de las actividades más comunes que han caracterizado a estas familias de Cotija, señalados por pueblos vecinos como “los judíos” o por otros como “rancheros españoles” quienes incluso acostumbraban hasta generaciones muy recientes hablar en “Castellano Antiguo” costumbre muy arraigada también en otras comunidades de origen judío sefardita. Profesiones favoritas son la de comerciantes, desde pequeños comerciantes hasta grandes comerciantes han surgido dentro de las familias de Cotija, igual que rancheros, granjeros, emprendedores en negocios producto de antiguas herencias familiares típicos también entre los de los sefarditas como el trabajar la piel, orfebrería, fabricación de chocolate e incluso prestamistas y financieros. Parece que Jonathan Israel es muy preciso al decir que muchas familias de judíos portugueses en el México del siglo XVII y XVIII vivían en pequeños pueblos y eran comerciantes con largas recuas de mulas para transportar y vender mercancías, ya que esta actividad comercial (Arrieros de mulas) fue la más importante y característica para Cotija durante siglos cuando llegó a ser junto con la ciudad de Zamora uno de los centros comerciales más importantes del occidente mexicano.


Bibliografía:
Eva Alexandra Uchmany, La vida entre Judaísmo y Cristianismo en la Nueva España, 1580-1606. Fondo de Cultura Económica y Archivo General de la Nación México, 1992
Navarro José O, Cotija Tierra Morenika, El Origen Judío Hispano-Portugués de sus Pobladores, CreateSpace, México 2015.
Museo Nacional de Medicina, Antiguo Palacio de la Inquisición, exhibición: “La Inquisición en México” Ciudad de México Febrero 2016.
Israel Jonathan I, Empires and Entrepots, The Dutch, the Spanish Monarchy and the Jews 1585-1713, Chapter The Portuguese in 17th Century in México, 1998
Israel Jonathan I, European Jewry in the Age of Mercantilism 1550-1750, tercera edición, 1997
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